martes, 3 de agosto de 2010
Garachico
En todo el mundo hay rincones, en los que de vez en cuando te sorprendes de la creatividad y el buen hacer de sus habitantes. Garachico, un pueblo costero en el norte de Tenerife, derrochó este pasado fin de semana, no sólo buen gusto, sino también tradición,unión y colorido. Cada cinco años celebran las fiestas de El Cristo, vistiendo a todo un pueblo de flores de papel. Adornan los balcones y las plazas haciendo maravillas con el papel de seda. Ese papel tan normal y que tan poco valoramos, se convierte en las manos de los hombres y mujeres del pueblo, en verdaderas obras de arte.
Hay que felicitar a los autores y diseñadores de las cinco carrozas, que durante el sábado y el domingo, se pasean por las plazas del pueblo para finalizar en los alrededores de la playa con la procesión de El Cristo que da pie para que del mar surjan las hogueras y los fuegos artificiales, a la vez que por la montaña ruedan bolas de fuego que rememoran la explosión del Chinyero que un día sepultó bajo su lava a este pueblo, que al igual que el Ave Fénix, supo renacer de sus cenizas y prosperar de nuevo sin dramatismos de ningún tipo.
Estas fiestas son las que crean tradición y unen a los pueblos. Y aunque después de pasar tres o cuatro horas de pie ya no aguantes el dolor de piernas, hay que estar allí para apoyar a la gente que ha hecho todo el trabajo y darnos cuenta de lo que verdaderamente hay que preservar en estas islas.
¡ Felicidades Garachico!
Nota: Sólo una pequeña cosa, pero bastante importante, la verdad. ¿Qué pasa con los bares? Mucha gente se quedó sin poder cenar o picar algo porque la comida se les había agotado.
¡Ay, si yo hubiera tenido un bar ahí este fin de semana...! Hay que aprovechar los días en los que se puede hacer negocio, que estamos en crisis...
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